Fic sin muchas correcciones (lo siento),corto, estoy algo oxidada e infringi en el cambio de Fandom; es de Game of Thrones. Sin más que decir espero lo disfruten y feliz día de las madres!
Disclaimer: todos los derechos son de un gordito bonachón que escribió Canción de Hielo y Fuego.
MADRE
Por Rose Bellatrix
Tyrion se preguntaba sobre el significado de tener una madre.
Joanna Lannister había sido una mujer dulce, o eso es lo que contaba el Gran maestre de la casa Lannister en ése entonces. Había logrado cosas inimaginables con esa dulzura, como hacer sonreír a su padre el día de su boda, una hazaña tomando en cuenta el cómo era Tywin en la actualidad. Tyrion no recordaba ninguna sonrisa suya, sino muecas de disgusto y de indiferencia. ¿Alguna vez lo había visto sonreír realmente o eran tales los delirios del gran Maestre que contaba cosas que solamente podían considerarse como mitos?
Sabía que también había sido inteligente. Sus habilidades e influencia sobre su padre habían llegado a tal punto que el dicho: “Tywin gobierna los siete reinos, pero es gobernado en casa por su señora esposa” se había difundido de tal manera que había pasado de lo gracioso a lo respetable. Tenía una mente ágil, que la convertía en una excelente consejera y estratega cuando su padre lo requería y aquello lo confirmaban el producto de sus decisiones: las batallas ganadas, las decisiones tomadas y el que su padre fuera uno de los hombres más respetados en la actualidad por sus decisiones del pasado.
Con su muerte todo había cambiado. Las posibles sonrisas de su padre se habían transformado en muecas de decepción y de odio de parte de él y su hermana que no paraba de mirarlo con desprecio. Las decisiones inteligentes se habían transformado en crueles que tenían el único objetivo de ganar sin importar cuánto lastimaran. Según su tio Gerion Lannister: “La mejor parte de Tywin murió con ella ése día”.
Ése día.
El día en que él se había convertido en un asesino. Asesino de su propia madre, de su dulzura, de su inteligencia.
Se preguntaba si se encontraba desorientado por falta de una madre. Todos decían que la madre había dirigido su vida, que era su influencia, su esencia. Él ni siquiera había podido amamantarse de sus pechos y menos dirigirle una palabra. En ocasiones soñaba el qué le había dicho si viviera, si realmente lo despreciaría tal y como hicieran todos en ése mundo. Le gustaba imaginar que lo veía con ojos de madre, una madre que lo amaba. Era la única razón por la que seguía adelante.
Su mano de pronto tocó algo que le hizo abandonar sus ensoñaciones. Contuvo la respiración y metió aquel instrumento que el Gran maestre le había dado entre risitas de júbilo. El orificio por donde el agua fluida produjo un sonido hueco mientras se vaciaba luego de lanzar un chorro de agua turbia que no pudo evitar que lo salpicara. Olía asqueroso y tuvo ganas de vomitar, no por el olor ni por todo lo que pudo ver flotando alrededor. Sino por la ironía de la vida que se reflejaba en aquel momento.
Era un Lannister pero estaba destinado a estar rodeado de mierda el resto de su vida.
El lema de su casa de pronto pareció tomar un mejor sentido para él. No era un grito de guerra para espantar a todo aquel que se atreviera a acercarse a un Lannister, era un lamento, un grito lastimero y doloroso dado hacia el mundo alrededor y que nadie entendería.
“Óyeme rugir”.
El dolor lo rodeó por un momento, pero también el entendimiento. La dulzura, ingenuidad y la inteligencia se reflejaron por un segundo no solamente como características de su madre, sino de él mismo. En sus lecturas, en su creencia en aquel amor encontrado luego de un momento de valentía en un camino. Características nada propias de un su padre…sino de su madre.
Quizás no tenía una madre ni nunca la había conocido pero la llevaba en sí mismo.
Siempre la había llevado en sí mismo.
Y sonrió por un momento mientras los recuerdos y el entendimiento lo rodeaban dedicándose a vaciar la siguiente letrina en Casterly Rock el decimosexto día de su nombre.